Es
cuando llega la época estival, cuando nos proponemos frenética y
concienzudamente, perder esos kilos que
se ocultaban bajo los pantalones, jerséis y abrigos. También es cierto, que hay
más de uno que sabe de esta preocupación y la aprovecha para lanzar en
avalancha una infinidad de propuestas “milagrosas” para que alcancemos ese
objetivo.
¿Qué
puede hacer uno ante la desesperación? ¿Exasperar? Sí, además tienen que ser
“milagrosas” ciertamente, ¿no? Siempre van ligadas a una imagen perfecta, sin
celulitis, sin abdomen, mujer 10 elevada a la máxima expresión. ¡Pues eso es!
La máxima (por lo que nos puede costar), expresión de la exasperación.
Parece
que tenemos vinculado el concepto “dieta” a restricción, prohibición. Dieta es
precisamente lo contrario. Es todos y cada uno de los alimentos que ingerimos
formando hábitos y comportamientos nutricionales y por tanto, el estilo de vida
que nos define. Dieta, del término griego “díata”, significa “modo de vida”. Ya
sabemos que dieta no es sinónimo de prohibido comer.
Ahora
nos toca aprender que es una Dieta Personalizada. ¡Fácil!
Se
trata de modificar esos hábitos de alimentación que no están dando resultados satisfactorios
y lo más importante, que nos ponen en
riesgo de sufrir patologías asociadas a una mala alimentación tales como,
diabetes tipo 2, colesterol, hipertensión arterial, problemas en articulaciones,
huesos, sin olvidarnos de la depresión e incluso la ansiedad.

Vamos
a darle a nuestro organismo lo que necesita, en las cantidades que lo necesita
para mantenerlo o recuperar la salud, atendiendo a una filosofía de vida sólida
y no a modas.
Igual
de importante es realizar una valoración pormenorizada para conocer o descartar
algún tipo de patología, especialmente si se ve afectado el metabolismo del
riñón o del hígado. Una analítica sanguínea general resulta necesaria antes de
comenzar cualquier dieta.