5 de septiembre de 2013

¿Y si tengo que comer fuera de Casa?

Es necesidad hacer un post dedicado a todas las personas que se ven obligadas a comer fuera de casa cada día, por diversos y variados motivos. “La distancia del trabajo al hogar,  jornada partida, el poco tiempo del que se dispone para este menester tan IMPORTANTE…”

Esto no tiene que ser  motivo para descuidar  lo que comemos y por eso os daré unos consejos, para que al final de la semana ni sistema digestivo ni salud se sientan resentidos.

Llevaréis una dieta de acuerdo a los criterios de alimentación equilibrada  y ajustada en calorías, a las necesidades particulares según  edad,  sexo,  tipo de trabajo y dedicación del tiempo de ocio, entre otros factores.

Es precisamente, por los errores alimentarios que se constatan a nivel global,  por lo que se incluyen una serie de consejos, que son los que habitualmente se utilizan en los programas de Educación Nutricional y que tienen como principal objetivo,  promover hábitos alimentarios que apunten a mejorar la salud de toda la población.

·         Las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) sugieren que se dedique un mínimo de  40 minutos para consumir la ración del mediodía.
·         Se debe intentar programar una hora fija para acudir a comer y respetarla siempre que sea posible.
·         Comer despacio y masticar bien, favorece una mejor digestión de los alimentos y reduce la posibilidad de sufrir meteorismo o aerofagia y otros trastornos digestivos.
·         Evitar distracciones (prensa, tv…), mientras se está comiendo.
·         Si se bebe alcohol, se debe hacer con moderación.
·         Elige un menú variado que incluya alimentos de todos los grupos básicos.
·         Comer una gran variedad de alimentos, pero no en grandes cantidades.
·         De postre, selecciona fruta fresca o, de vez en cuando, algún lácteo.
·         Busca un local donde sea posible elegir vegetales frescos (verduras, hortalizas, frutas)
·         Evita raciones excesivamente grandes. Es preferible dejar algo en el plato.
·         No abuses de fritos, rebozados, empanados y guisos con grasas.
·         Como preparación culinaria, elige los alimentos asados, a la plancha, parrilla, vapor, etc.
·         Un adulto sano podría tomar una copa de vino o una cerveza para comer, pero es preferible elegir el agua como bebida, sobre todo si tienes que conducir o trabajar después.
·         Evita comer en menos de 40-50 minutos.

Se puede comer sano  fuera de casa, “personalizando” el menú que nos ofrecen.


Cuando tenemos claro lo conveniente de un menú adaptado a nuestras necesidades, será fácil elegir donde lo vamos a comer.


Existen infinidad de ofertas que se pueden adaptar al modelo de alimentación que tenemos que llevar.

Gran variedad de alimentos. Nos asegurarnos una ración de verdura fresca, tomando  una ensalada (lechuga, tomate, zanahoria, pepino, remolacha), lo más completa posible.


Un primer plato podría ser, una crema de verdura, guisantes, gazpacho.

¿Qué segundo nos proponen? Habitualmente, arroz, pasta, guisos. ¡Cuidado con estos! Porque un plato de lentejas está bien, siempre y cuando no vaya cargadito de chorizo, morcilla, tocino. Si el estofado está elaborado con una carne grasa, tampoco será muy adecuado. La mejor opción sería el arroz o la pasta, siempre habrá tiempo para compensar en la cena. No a los fritos, empanados y salsas.  
Si tenemos suerte y disponen de Carnes o Pescados frescos, elegiremos un plato a la plancha, parrilla, asado o vapor con una guarnición de verdura.
¿Y de postre? No os dejéis seducir por tartas, mousse y demás elaboraciones industriales que por supuesto le harán un flaco favor a nuestra dieta. Tomaremos fruta o en su defecto yogur.

Tenemos que tomar conciencia de la importancia para nuestra salud, de adquirir buenos hábitos,  siendo nosotros, madres y padres,  los educadores con mayor capacitación  para realizar este trabajo, porque lo haremos desde el amor, cariño, y admiración que les procesamos a nuestros hijos.
Los vemos triunfar en sus vidas, haciéndose hueco en esta sociedad que cada vez les exige más para conseguir, mantener, sobrevivir en sus puestos de trabajo (los afortunados que lo tienen) y para ello trabajan de sol a sol olvidándose en ocasiones de comer o comiendo un sándwich  rápido para seguir. A corto plazo esa desorganización en la alimentación les puede pasar factura.  Tenemos un  devastador ejemplo en Japón donde mueren más de 10.000 jóvenes al año por “karoshi” (muerte súbita por exceso de trabajo), y falta de tiempo para comer.

Ya sé que algunos pensaréis, ¿exceso de trabajo? ¡Si no hay trabajo! Lleváis razón, aunque también es cierto que quién tiene, hace más horas que un reloj y quién no, le consume el estrés que le provoca no tenerlo, aunque esto es otro tema a tratar.

Por ahora, ¡BUEN PROVECHO!